miércoles, 21 de febrero de 2018

Debo admitir que algunos de mis años de primaria fueron muy raros, algún tiempo asistí  a una escuela bastante “pintoresca”, enorme, con la infraestructura típica de una escuela construida para todo un pueblo,  tan mal administrada, victima seguramente de una corrupción terrible, la cual desviaba cualquiera que haya sido el presupuesto para el mas mínimo mantenimiento  y  con unas costumbres tan rancheras, que desde el primer día,  en un salón con unos 50 niños amontonados, sin un espacio adecuado entre bancas, y que olía peor que el torito  ( y neta,   no me refiero al simple aroma de las tortas de huevo , frijoles o mantequilla en cada una de nuestras mochilas, me refiero a olor a “humano” ),  lúgubre, la peor pesadilla de un niño si es que le había tocado la fortuna tan “fresa” de estar en kínder de paga …..  creo que en ese momento entendí por qué rayos algunos niños lloraban desconsolados en la puerta tratando de aferrarse a sus madres. Desde que entrabas,   podías saber quiénes serían intocables en el salón,  quienes sufrirían los estigmas de la cruz durante todo el año escolar y chance hasta quienes eran los que te iban a intentar transar la torta de huevito revuelto que te había puesto tu jefesita.

Tal vez solo era muy pequeño,  pero me daba la impresión que la escuela era  laberíntica,  pues tenía una innumerable  cantidad de  salones, muchos de ellos,  con sillas amontonadas hasta el tope, otros, simplemente vacíos, con los pizarrones arrancados de la pared, pintarrajeados, llenos de  basura y con  algún vidrio roto,  vandalizados seguramente por los alumnos de 5º  o 6º grado que se daban cuenta ya, de cómo se desperdiciaba el espacio ….  Algunos, incluso, por su cercanía con lo que debíamos llamar “baño”, un poco  inundados ….    Pero no todo era tan lúgubre como en las historias de Dross , la escuela estaba literal, rodeada por el mercado del pueblo,  el cual le daba color, la  algarabía cercana al medio día  era tal, que te contagiaba y llenaba de vida el lugar, era embriagante  la sensación  de “la salida” ….    los puestos de juguetes , chicharrones,   estampitas, los billetitos para los volados, canicas y hasta esas jeringas rellenas de chochitos que nos prohibían terminantemente nuestros padres (“quien sabe porque” jajaja ), sin olvidar claro las “enchiladas”  verdes tan buenas y baratas que tu mama siempre quiso satanizar diciéndote que eran de carne de caballo . en fin …. No muy lejos de ahí …. Un par de Arcades, si, dos maquinitas con su también pintoresca “bolita” de espectadores … lo malo?  En esos primeros años yo aún era muy pequeño  y estaban   demasiado a la vista. Jugar en las maquinitas “del mercado” era un riesgo que muchos de los chavos eventualmente  afrontamos, pues estabas totalmente expuesto, vulnerable. En ese lugar,  vimos caer a los mas grandes guerreros, en medio de partidas legendarias,  arrastrados por su mamá, abuela  o peor,( neta peor) ….  Su padre,  cada uno con su respectivo ataque,  chancla en mano,  con ese terrorífico pellizco en la lonja que te hacía  ( como dice el maestro Jesus Morales​ Moraliux) retorcerte como tlaconete en sal  o simple, de las patillas .

Siendo tan morrito no te nace tan fácil la capacidad de exploración,  y peor si le aunamos que  a solo a los 5 días de haber comenzado clases, me enteré que  los  Viernes la intensidad  del “mercadito” aumentaba notablemente,  se le sumaban a  los puestos  “fijos”, un tianguis, con todas las de la ley, lo que causaba que la salida no fuera por la misma puerta, sino por una salida alterna que daba a una calle aledaña a la iglesia del pueblo, debo admitir que  la primera vez que salí por esa puerta, me asuste, pues  a pesar de que mi casa estaba realmente cerca, los días anteriores a ese viernes, mi madre había ido a recogerme puntualmente y  salir por una calle completamente diferente me asusto un poco, pero recordé sus palabras, si cuando salgas no estoy ahí, espérame en la entrada, no te vayas a regresar solito …. No era el único niño esperando …. Entre los que esperábamos había una bolita,  y de ella salían sonidos digitales, los cuales no me eran para nada ajenos, me acerque y lo que vi, no tenía precedente,  un chico como de “tercero” tenían en sus manos lo que parecía ser un juego, PORTATIL, con su propia mini pantalla, sin utilizar una televisión, sin tener que pedir permiso a nadie de utilizarlo , solo sacarlo de su bolsillo y JUGAR, me apresure a preguntarle cosas, cuanto te costó? Donde lo conseguiste? Como se “juegaaaaaaa” … honestamente  la actitud del chico no fue nada positiva, “escondió“ con sus brazos el flamante aparato y alzo los hombros en señal de desagrado, la neta no me ofendió, pues aunque no me dijo nada,  me dio a conocer un producto que ni siquiera en sueños había imaginado hasta ese momento, pues a pesar de vivir en una casa donde algo de los ingresos familiares venían de rentar un local a unos operadores de COINop  con el local de ARCADE, de pueblo pero uno de los  más  completos de la zona, yo solo había visto y tocado juegos que se conectaban a un televisor,  el chico seguramente se debe acordar de mí, pues vivimos en el mismo pueblo al menos hasta la adolescencia, y ya de más  grande lo encontraba de vez en cuando en las maquinitas, donde más de una vez le di una buena arrastrada a su Ryu en el Street Fighter . Tiempo después entre mis hermanos y yo tuvimos varios Game and Watchs,muchos piratitas pero también uno que otro original como el  legendario Octopus que  descompuso mi hermanito Miguel Angel Cuenca​  jajajaja .

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